martes, 24 de noviembre de 2009

Quiéreme hoy si te atreves

Son las cuatro de la mañana, no es poesía, es literal. Llevo más de dos horas revolviendo entre recuerdos y carpetas como baúles llenos de polvo y tiempo. No sé muy bien porqué pero siempre que me lleno de recuerdos y nostalgia tengo que escribir. Y aunque hoy los recuerdos son casi todos alegres y la nostalgia es más bien amor acumulado, hoy también he querido escribir para que tú leas, sólo para que lo leas y después me digas algo, es lo único que pretendo.
Sin un fin lógico o beneficioso decidí que era noche de examen, de examen de concienca, de ausencia, de presencia, de experiencia...examen de vida, de balance, esos que a mi me encanta hacer pero que tú no soportas. He querido hacer un balance porque hoy se han desmoronado un montón de cambios forzados que no quiero para mí.
No quiero dejar de hacerte reír, no quiero dejar de ser ese niñato de 19 años que te cautivó con una sonrisa sincera y una espontaneidad chocante. No quiero que dejes de verme como ese saco de ilusión y alegría que vive, porque quiere, disfrutando de cada momento. Pero he cambiado, con mis cosas buenas y mis cosas malas. Y entre las malas destaco que el tiempo que no he tenido, que no he querido tener, me ha hecho vivir corriendo hasta el punto de dejar de vivir muchas cosas, de dejarme llevar por un automatismo inconsciente.
Hasta cierto punto eso era fácil, era mejor, era más cómodo. Pero te he decepcionado y lo sé. Hoy he leído cómo era yo: me he encontrado en diálogos olvidados y textos viejos, tan viejos que no pueden huir del olor a cajón, tan nuevos que no tienen más de dos años. He leído que él era el padre perfecto para tus hijos, que te daba una tranquilidad que yo no, pero que no pasó, que de quien te enamoraste fue de mi. He leído que según yo a las malas no me gana nadie, nadie me hace daño y se va tranquilo. Pues bien, es mentira: a malo me ganáis todos. Me ganó él, aunque yo luego creyera vengarme gloriosamente...mi intento de ataque sutil fue penoso. Pero conseguimos superar un bache inicial que parecía más infranqueable que el Gran Cañón. Lo superamos y hoy estamos aquí, yo un poco menos yo...tú un poco más tú. Y quiero recuperar esa parte que he dejado ir, esa parte que se ha largado por la puerta de atrás sin hacer ruido: de un modo tan silencioso que apenas hoy he venido a darme cuenta. Porque yo antes te hacía reír y me regalaba cada segundo a tu lado con una libertad desconocida. Escuchaba lo que me decías y no lo que mi retorcida mente psicópata creía que me querías decir. Y soy feliz. Hoy también lo soy, quizás más porque mi confianza ya es inercia pura. Pero no puedo evitar pensar que con un poco de esa confianza automática y un mucho de la espontaneidad de los primeros meses esto iría aún mejor. No me malinterpretes, no hemos sido más felices nunca, no nos hemos entendido tanto en ningún otro momento, pero yo he desgastado tu paciencia sin darme cuenta y tu la mía sin poder evitarlo, es lo que tiene. Pero como cualquier mal diagnosticado a tiempo esto tiene solución. Yo no te puedo querer más porque después de infinito no hay nada, pero sí puedo quererte mejor, quiero querete mejor. Quiero saber que eres feliz cuando me despierto a tu lado cada mañana. Porque sé que lo que quiero es abrir un ojo dormido y ver dos ojos verdes perezosos con ganas de cafeína. Quiero que sepas que nunca voy a dejar de despertarte con besos y cafés gigantes de los que dejas la mitad porque soy un exagerado. Sentarme en la mesa de la cocina mientras los abuelos tristes miran a un futuro interrumpido. Mientras tú y yo hablamos sin parar de todo lo que nos queda por vivir. Y yo me desesperó con tu improvisado miedo a los aviones, y tú te ríes de mi miedo a trabajar de verdad. Me miras desde detrás de la taza humeante y tus ojos verdes aún dormidos me prometen más te quieros felices de los que jamás imaginé. No sé si es por las dos cucharadas de azúcar pero cada mañana me resultas más dulce. Mañana no desyuno contigo, pero tampoco desayuno sin ti, desayuno con ese "te amoooooooo" con ocho oes que me tautaste en el pie con el permanente mientras dormía en el sofá, desayuno con ese "te amo" con cientos de miles de millones de oes que me tatuaste en el corazón hace 20 meses. Ves¿? habré cambiado, pero incluso sin echarle casi azúcar al café, sigo sintiendo por ti el mismo amor cursi y edulcorado del que te burlas, quizás un poco más. Sí, seguro, más, mucho más. Aunque suene a típico tópico: "TE QUIERO MÁS QUE NUNCA".

lunes, 27 de abril de 2009

Políticamente incorrectas

“No, no hay peligro de que pueda aparecer en una revista posando en biquini”. Arantza Quiroga se ha desmarcado ya en varias ocasiones del resto de las mujeres políticas de nuestro tiempo. No comparte feminismos radicales ni el uso del preservativo, además tampoco cree en eso de posar para una revista cual modelo escultural.
Esta mujer, actual presidenta de la Cámara Vasca, concedió hace poco una entrevista en la que dejaba clara su postura con respecto a todos esos temas de los que tanto se habla y con los que hay que ser políticamente correcto si no quieres que tu carrera caiga en picado antes de despegar. Sin embargo, a ella esto parece darle igual: reconoce todos los aspectos que cualquier otro político preferiría ocultar al menos durante un tiempo, mientras se consolida su carrera: “nunca usaría un preservativo”, “soy católica practicante y la religión me ayuda a ser mejor y preocuparme por los demás”, o el hecho de haber reconocido su cercanía al Opus Dei. Estas declaraciones son muestras de la valentía de Quiroga, que al reconocer estas posturas se complica más la vida en el cargo que desempeña. Pues si ya es difícil caer bien en España cuando uno no va de super progre y prefiere aferrarse a sus ideas propias, en el País Vasco y en Cataluña, esta postura es aún más crítica. Quizá no es valentía, ¿no?
Y es que en estos tiempos, cualquiera que levanta un poco la voz está mal visto, a menos que lo haga para relativizarlo todo dejando claro que respeta a todo el mundo sin importar nada, porque no es quien para juzgar…La gente ya no se moja, mojarse es malo, dejar claro que crees en algo y aferrarte a ello ya no es heróico ni honorable, es patético. Sólo hay que ver el éscandalo que se ha montado en Estados Unidos con la respuesta de Miss California a la pregunta que le hizo con esa maldad característica, que no picardía, el auto proclamado “Queen of all media” Perez Hilton. El blogger aprovechó su momento ante las cámaras para cubrirse de gloria y extender aún más esos 15 minutos de fama que parecen no acabar nunca para este “caballero”. Tras citar una serie de estados Perez hizo una pausa dramática y la cara de la rubia se transformó en un poema trágico. De pronto la pregunta que ya todos esperaban, al menos todos aquellos que conocían la lista de estados que han legalizado la unión civil entre homosexuales: “¿Crees que es justo discriminar a una persona por su orientación sexual o merecen las parejas gays los mismos derechos que las heterosexuales, incluído el derecho al matrimonio?” Ella, que venía preparada para declrarar su deseo ferviente por la paz mundial y su amor por los pobres niños de África, no dudo ni un momento en acudir a a ese patriotismo blando y tibiamente religiosos que caracteriza a muchos estadounidenses y tras enaltecer la libertad que ha estado presente en el país desde su nacimiento y el amor que siente por su patria, su religión y la Biblia, la candidata sonrío creyendo controlada la situación y espetó una conclusión final que le valió los abucheos del respetable: “Creo que el matrimonio sólo debe ser entre un hombre y una mujer”.

martes, 21 de abril de 2009

Cambio Radical

“Extreme Makeover”, “Cambio Radical”, “Esta casa era una ruina”… Son decenas de programas que muestran paso a paso los cambios “radicales” y absolutos realizados sobre la fachada de una casa o en el rostro y cuerpo de una persona cuyos defectos físicos le han supuesto una imposibilidad de adaptación severa.

Así, han pasado por el quirófano cientos de personas en Estados Unidos y Reino Unido para mostrarnos un antes y un después espectaculares, y todo el proceso sufrido entre la primera foto y la última.

¿En qué consiste un cambio radical? El adjetivo radical dice todo lo que no vemos en estos programas. Y es que no se trata de una transformación total, desde la raíz, de ahí radical. Se trata sin más de un cambio de rostro, un lavado de imagen, una renovación de fachada: la esencia de la persona, su personalidad, sigue siendo la misma. Las personas no cambian porque cambien su aspecto externo. Un cambio radical requiere una disposición previa interior, hace falta fuerza de voluntad para reconocer nuestros problemas reales y nuestros defectos y aún más fuerza para efectuar el cambio. Que un montón de cirujanos que son más “celebrities” que médicos se empeñen en transformar tu sonrisa y tu nariz, tus pechos o tu cintura no significa nada más ello de eso. Aún peor, estos cambios han llegado a provocar en quienes los vivieron en distintas ediciones del programa una incoherencia interior que ha generado traumas graves. En una ocasión una mujer llegó incluso a sufrir un ataque de nervios al no reconocerse ni adaptarse a su nueva imagen. Varios meses después de su espectacular reaparición sin vendas ni hinchazones, con unos labios más carnosos que los de la Jolie, y un escote más fotogénico que el de la mismísima Scarlett Johansson, esta mujer británica fue hospitalizada debido a una “conducta absurda y un trastorno leve de personalidad”.

Esto es lo que puede pasar ahora con el gobierno de Zapatero. Después de anunciar un cambio radical en los responsables de los Ministerios más polémicos del mandato de ZP, nos dimos cuenta de que no era más radical que un cambio de fachada de la Moncloa. Y es que no se trata de un “cambio político”, sólo es una nueva capa de maquillaje para tapar la situación que ya nadie aguanta. Se fue Solbes y llegó Elena Salgado; por la puerta de atrás salió la menos querida: Magdalena Álvarez. También conocida como “Maleny” abandonó Fomento y entró un eterno socialista que se pasea por todos los saraos del Partido, José Blanco. Sin embargo, la novedad que más opiniones y desacuerdos ha generado es el nombramiento de Manuel Chaves como “Tercer Vicepresidente para las relaciones con las Comunidades Autónomas”… ¿perdón?, vaya forma más noble de abandonar la presidencia de Andalucía ante el miedo de no volver a ganar, pactando de paso una jubilación de ministro, bastante más sustanciosa que la de Presidente de Junta. Crucemos los dedos por este “nuevo gobierno”, para que no vaya a sufrir un trastorno de personalidad leve que nos llevé a todos a una hospitalización indefinida.

lunes, 6 de abril de 2009

Amistades Peligrosas

Yo tenía un amigo. La amistad es aquel tesoro del que se puede presumir sin riesgo de ser considerado prepotente, es lo anhelado por todo ser sociable por naturaleza: el hombre. Tener un amigo es una suerte, es tener la seguridad de que siempre habrá alguien ahí mirando por ti, atento a tus pasos y pendiente de tus caídas para ser la mano que te ayude a levantarte. Pero también es verdad que la amistad de verdad compromete.
Yo tenía un amigo, o eso solía creer, quería creer. Un amigo de los de toda la vida, los que son como hermanos, de hecho nos llamábamos hermano el uno al otro. Sin embargo, siempre que mi amigo estaba cerca pasaban cosas extrañas. Un día, otros amigos a los que les había presentado a mi amigo empezaron a desaparecer poco a poco, cada vez se alejaban más y contactar con ellos para cualquier cosa era una tarea casi imposible, al menos para mi, pues luego supe que mi amigo era quien hacía ahora planes con ellos. En otra ocasión, entramos en un concurrido bar y toda la gente empezó a susurrar mientras lanzaban cariñosas miradas de reproche. Yo no entendía muy bien lo que pasaba, no era del todo consciente, y prefería entender aquello como simples muestras de envidia. Después de todo, yo tenía un amigo de verdad y ellos no...¿no?
El tiempo pasó y por circunstancias de la vida nuestros caminos tomaron direcciones diferentes, casi opuestas me atrevería a decir, es más, geográficamente, del todo opuestas: él en un extremo del mapa y yo en el otro. Nos veíamos cada tres meses más o menos pero cada vez con menos ganas. Al cabo del tiempo empezamos a dejar de ser amigos. Yo no entendía muy bien porqué, pero ciertos olor a gato encerrado empezaba a alertarme de que todas aquellas situaciones incomprensibles pocos meses atrás eran síntomas de que desde un principio nuestra amistad estaba destinada a acabar en polos diametralmente opuestos e irreconciliables. Cierto día volví a mi ciudad y fue entonces cuando todo cobró sentido, abrí los ojos y entendí tantos distancias, reproches y silencios, “silencios que son la mejor forma de mentir”. Un amigo que antes era más mío que suyo pero que ahora era más suyo que mío comentó en una cena que “teniendo un amigo como él que se esfuerza por hundir la imagen que todos teníamos de ti”, no entendían porqué me resultaba tan doloroso admitir que nuestra amistad se iba al carajo. Pregunté a qué se refería con eso y entonces me empezaron a caer litros y más litros de agua helada sobre la cabeza.
“La familia no se elige, los amigos sí”. Y tanto, la familia no traiciona (casi nunca), los “amigos” sí.
“Estoy contento de poder llamarle amigo mío” ha dicho Obama de Zapatero. Cuidado.

viernes, 27 de marzo de 2009

Más mentiras que otra cosa

Mentiras y gordas. Nunca mejor dicho. ¡Qué joven de 20 años no se pasa las noches de jueves a domingo drogado y saltando de orgía en orgía!
El colmo del estereotipo exagerado es que hay quien se lo cree. Ni Alexia veía ángeles demoníacos mientras agonizaba -Camino-; ni los miembros del Opus Dei se autoflagelan constantemente y duermen sobre tablas desnudas -El Código DaVinci-, ni todos los homosexuales son promiscuos y precoces desesperados -imaginario social erróneamente extendido-, ni E.T. y Elliot llegaron a existir (por si alguien lo dudaba).
Aunque claro, la cosa cambia cuando hablamos de jóvenes entre los 18 y los 25 años. En este caso es más que obvio que la idea de que todos hemos pasado 72 horas de fiesta sin parar, puestos hasta arriba de todo tipo de drogas y manteniendo relaciones sexuales con todo aquello dispuesto a sucumbir a nuestros encantos noche tras noche es correcta. Nadie discute que eso sea así. De hecho yo decidí hacer un parón en la orgía en la que estoy desde ayer sólo para escribir esta columna, así que en cuanto termine de escribir me chutaré un poco, me beberé la copa del tirón y volveré a la discoteca de la que nunca debí haber salido. ¿A qué joven se le ocurre dejar una fiesta salvaje para ponerse a escribir?, os estaréis preguntando extrañados. No tiene cabida en nuestra juventud una actitud tan retrogada y carca. Todos los jóvenes somos así. Nos sentimos increíblemente identificados con el reparto de series como "Física o Química". Es más, cuando vi el elenco de "Mentiras y gordas" me di cuenta de que por fin alguien había encontrado el modo de dar con aquellos jóvenes que mejor nos representan. Yo me siento fielmente retratado por un personaje borracho, drogadicto y promiscuo representado por Hugo Silva, y mi mejor amiga ve en el profundo personaje de Ana de Armas un perfecto reflejo de su realidad.
¿De verdad creen que por coger a las "jóvenes promesas del panorama nacional" nos vamos a tragar esa sarta de bobadas que sueltan por la boca en el trailer de la película o en la promo que ya circula por televisión y por internet?
"¿Has llegado sólo a casa después de pegarte una juerga de mas de 48 horas y has sentido que tus sueños están rotos?¿piensas que demasiado nunca es suficiente?¿te has sentido alguna vez una muñeca frágil y rota?¿te has mentido alguna vez para no aceptar que eres una más?¿alguna vez has sido literalmente aplastado por una cita a ciegas?¿has creído encontrar el amor de tu vida tras el subidón de una noche?" Estas preguntas sentenciosas son una pequeña muestra de las pinceladas con las que los directores de "Mentiras y gordas" dibujan ese fiel retrato de la juventud de hoy. Sin embargo, yo me decanto más por otro título: "Más mentiras gordas que otra cosa".

Vuelta de tuerca

Tras meses de ausencia retomo lo de publicar en el blog, pues lo de escribir nunca lo he dejado, porque no puedo. Me volvería loco. Sin embargo, este tiempo me ha servido para dar un cambio al enfoque del blog. A partir de hoy lo que publique aquí dejará de ser una mera expresión de mis sentimientos. A partir de hoy mezclaré esos pensamientos que ya venía publicando con cuestiones de actualidad sobre las que me interesa plasmar una opinión.