martes, 21 de abril de 2009

Cambio Radical

“Extreme Makeover”, “Cambio Radical”, “Esta casa era una ruina”… Son decenas de programas que muestran paso a paso los cambios “radicales” y absolutos realizados sobre la fachada de una casa o en el rostro y cuerpo de una persona cuyos defectos físicos le han supuesto una imposibilidad de adaptación severa.

Así, han pasado por el quirófano cientos de personas en Estados Unidos y Reino Unido para mostrarnos un antes y un después espectaculares, y todo el proceso sufrido entre la primera foto y la última.

¿En qué consiste un cambio radical? El adjetivo radical dice todo lo que no vemos en estos programas. Y es que no se trata de una transformación total, desde la raíz, de ahí radical. Se trata sin más de un cambio de rostro, un lavado de imagen, una renovación de fachada: la esencia de la persona, su personalidad, sigue siendo la misma. Las personas no cambian porque cambien su aspecto externo. Un cambio radical requiere una disposición previa interior, hace falta fuerza de voluntad para reconocer nuestros problemas reales y nuestros defectos y aún más fuerza para efectuar el cambio. Que un montón de cirujanos que son más “celebrities” que médicos se empeñen en transformar tu sonrisa y tu nariz, tus pechos o tu cintura no significa nada más ello de eso. Aún peor, estos cambios han llegado a provocar en quienes los vivieron en distintas ediciones del programa una incoherencia interior que ha generado traumas graves. En una ocasión una mujer llegó incluso a sufrir un ataque de nervios al no reconocerse ni adaptarse a su nueva imagen. Varios meses después de su espectacular reaparición sin vendas ni hinchazones, con unos labios más carnosos que los de la Jolie, y un escote más fotogénico que el de la mismísima Scarlett Johansson, esta mujer británica fue hospitalizada debido a una “conducta absurda y un trastorno leve de personalidad”.

Esto es lo que puede pasar ahora con el gobierno de Zapatero. Después de anunciar un cambio radical en los responsables de los Ministerios más polémicos del mandato de ZP, nos dimos cuenta de que no era más radical que un cambio de fachada de la Moncloa. Y es que no se trata de un “cambio político”, sólo es una nueva capa de maquillaje para tapar la situación que ya nadie aguanta. Se fue Solbes y llegó Elena Salgado; por la puerta de atrás salió la menos querida: Magdalena Álvarez. También conocida como “Maleny” abandonó Fomento y entró un eterno socialista que se pasea por todos los saraos del Partido, José Blanco. Sin embargo, la novedad que más opiniones y desacuerdos ha generado es el nombramiento de Manuel Chaves como “Tercer Vicepresidente para las relaciones con las Comunidades Autónomas”… ¿perdón?, vaya forma más noble de abandonar la presidencia de Andalucía ante el miedo de no volver a ganar, pactando de paso una jubilación de ministro, bastante más sustanciosa que la de Presidente de Junta. Crucemos los dedos por este “nuevo gobierno”, para que no vaya a sufrir un trastorno de personalidad leve que nos llevé a todos a una hospitalización indefinida.

2 comentarios:

B dijo...

Podríamos hablar un día de la nueva ministra de cultura, Angelines. Pinta tan simpática...

Eric Mas dijo...

Ciertamente no te creia tan crítico con este Gob. (aunque tampoco quiero decir que seas diestro!)